
-“Doble en las rocas”- Exclama una dama de abolengo, yo solo la observo al igual que a mis 24 compañeros que se consumen en el alcohol; mi taza de café me hace burla… aún no paso a ser el 25.
Un luminoso letrero danzando al compás de las luces grita “hotel”, es ahí cuando reparo que me encuentro en el.
Tertulias que se mueren al ser pronunciadas, volutas de humo de algún fino puro cubano y mi viejo cuaderno descansando en mi melancólica maleta. Hace tiempo que no te escribía.
Sí, llegaron… pero no se quedaron. Aquella belleza que desorbitó mis ojos; tan llena de energía, roces, caricias, besos, mensajes y una que otra gota de veneno. Esperanza se llamaba…esperanza la que nunca obtuve.
Y he de dedicarle unos cuantos renglones a la sangre de mi herida, lentamente se ha ido cerrando. Tan completa de todo…tan llena de nada y aún así sigue aquí…¿Sigues aquí?
Hoy te he vuelto a escribir, a revivir los momentos que en su tiempo fueron de renta; mañana…solo viviré. Mis primeras letras, mis primeras lagrimas; mi primer poema, mis primeras alas desechas; mi primera inspiración.
A mi izquierda observo al viejo sentado en el piano, huele a tabaco y derrota y su canción flota inerte clavándose en mis pupilas; me ha remontado al escenario…tú escenario.
Ven, ¿ Que no ves que mis cigarros continúan consumiéndose?. Anda, ven y meréceme. Solo… He regresado a donde comenzamos.

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