.[No te quiero para desarreglar la cama].

Con la mirada puesta sobre las alcantarillas y su mano en el bolsillo derecho del pantalón rozando el fajo de efectivo, la figura transita con un rumbo concreto y con un plan en su cerebro.
-“No busco diversión, ni tertulias que se olviden a la entrada de la resaca; busco liberar mi frustración.” Derrochó su comentario al aire tibio en busca de abejas ansiosas de encontrar su colmena. La astucia le hizo una seña, la sujeto de la mano y la condujo hasta el lugar que enjaula ruidos, ronquidos, llantos, risas y gemidos más cercano de la esquina.

Entrando en la fría y oscura habitación, la avaricia comienza a despojarse de sus ropas; el solo observaba el circo ante sus pupilas. Se acomoda sobre el usado colchón y le sonríe de una forma casi cariñosa, romántica. La sombra saca del bolsillo izquierdo de su teñido traje un trozo de papel arrugado y la oratoria comienza:
-“Estas presa porque tu así lo deseas; eres libre al querer estar presa. Sueños, ilusiones y utopías lujosas navegando por tu sangre; hechos, realidades y momentos escapando de tu boca. Llenas tu vacío vaciando lo que esta lleno. Eres como un infante en busca de afecto.
Y el amor nunca te rozó.”

Por la mejilla de la diosa de la feminidad rueda una sincera lagrima mezclada de un maquillaje barato. Fue la perplejidad quién la hizo suya.
Toma el efectivo y se lo avienta como quien respira libre de culpas.
Camina hacia la puerta carcomida por los años y….
La tinta se me ha terminado.